Aprender historia a través del diseño 3D

Introducir las TIC en el estudio de la Historia puede convertirse en el objetivo de un innovador proyecto multidisciplinar de cualquier Centro Eucativo.

Desde varios años se está apostando por la introducción de la robótica, la programación con Scratch (http://scratch.mit.edu) y la impresión 3D en el aula, lo que ha permitido desarrollar una serie de trabajos, tanto a nivel curricular como de actividad complementaria,  una serie de herramientas que están obteniendo una gran acogida entre los alumnos.

No obstante, pensando un poco más allá, mediante el empleo de Scracht (lengua de programación visual desarrollado por el MIT Media Lab) y el programa de diseño 3D Tinkercad (www.tinkercad.com), podrían recrearse construcciones ubicadas en distintos periodos históricos.

Trabajando en 3D

Desde la asignatura de Geografía e Historia se podría diseñar un dossier en el que se incluya una breve contextualización, un apartado con las características más representativas de cada construcción, referentes históricos y un listado con los elementos arquitectónicos a incluir en los diseños tridimensionales; siempre potenciando la creatividad de los alumnos.

Al mismo tiempo, en la asignatura de Plástica se prepararían unas láminas con escenas históricas en las que debían aparecer las estructuras creadas en la clase de Tecnología. Después de escanear estas láminas, se introducirían como fondos en un proyecto de Scratch donde los niños tendrían que contar una historia (incluyendo esos mismos fondos junto a personajes de la época para recrear una o varias escenas medievales).

A lo largo del proceso, se deberá supervisar que los diseños cumplan las condiciones mínimas para posteriormente ser imprimidos en PLA de 1,75 mm en las impresoras 3D de las que dispondrá el Colegio.

El último paso  puede ser una exposición oral de los diferentes proyectos, de modo que todos conociesen las características propias de las diferentes construcciones y su funcionalidad en la sociedad medieval.

El modo de evaluación vendría dado a través de tres líneas: los profesores de las diferentes materias harán un registro individual de observaciones en base a los progresos de cada alumno en el trabajo cooperativo (con el fin de registrar un seguimiento). Por otro lado, se emplearían rúbricas de evaluación donde se especifiquen los criterios en base a los cuales se va a calificar. Además, se facilitará a los alumnos un cuestionario para que reflexionen sobre su propio proceso de aprendizaje.

Finalmente, una vez terminado el proyecto, podremos comprobar la satisfacción por parte de los alumnos al enseñarles las piezas impresas de sus trabajos con una buena proporcionalidad y con detalles que manifiestan que el trabajo ha sido desarrollado a fondo.